Las primeras páginas de la historia de la película cuentan que su origen no tuvo nada de extraordinario. "Casablanca"
nunca ocultó su modesta condición de filme de propaganda antinazi, una
más de las muchas que salieron de los estudios de Hollywood a principios
de los años cuarenta. Pero el caso es que tuvo un éxito extraordinario,
ganó el Oscar a la mejor película y se convirtió, con el paso del
tiempo, en una de las cumbres del séptimo arte. ¿La explicación? Muy
simple: hay filmes que nacen con suerte, y "Casablanca"
fue uno de ellos. Se sabe que el secreto de su éxito radicó en una
serie de maravillosas casualidades que, afortunadamente, determinaron su
existencia. De estar libre, Hedy Lamarr habría interpretado a Ilsa, y
no Ingrid Bergman. La canción "As Time Goes By", una de las claves de su
popularidad, estuvo a punto de ser suprimida. El guión, un rompecabezas
por el que pasaron varios escritores, se improvisó sobre la marcha. Y
la producción fue una empresa incierta, emprendida contra terribles
dificultades creativas y completada sin una idea segura de cómo había
que comercializar el producto final. "Casablanca"
es, como dijo Andrew Sarris, la «felicidad de los accidentes
afortunados». Este libro nos cuenta, sin omitir detalle alguno, cómo
ocurrió este maravilloso accidente |
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