Marzo de 1999: tenía pasajes para irme de Buenos Aires en Semana
Santa.De repente se anuncia la programación, o la insurgencia, de un
festival de cine en la ciudad: el Bafici, que por esos años nadie denominaba así, con el
modo sigla convertido en palabra, sino simplemente como “Festival de
cine independiente” o a lo sumo “Festival de cine independiente de
Buenos Aires”. Leo lo que promete el festival y, por primera vez en mi vida, devuelvo unos pasajes de tren.
Ese
Bafici fue, para muchos de nosotros, clave, fundacional. Para mí fue la
revelación absoluta, fulgurante, de que uno de los directores
fundamentales del cine —o al menos de mi idea particular de la historia
del cine— estaba en plena actividad. Bueno, una actividad con su propio
ritmo: una docena de largometrajes de ficción en 40 años. Moretti no es el director más prolífico del mundo, y con el correr de su carrera ha espaciado aún más sus películas. Es lógico en un realizador que considera crucial el
“cómo decir”. Un cineasta que ha depurado cada vez más su estilo aunque
jamás haya sido desordenado, desorbitado o caótico: que su personaje se
pusiera a gritar nunca significó que la cámara temblara. (...)
(Introduccion de Javier Porta Fouz) |
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario