Son tan terroríficos que ni siquiera aparecen en nuestros sueños
más espantosos, y aunque las leyendas populares les suelen definir con
bastante precisión, al menos en cuanto a su capacidad para devorar,
descuartizar y, en suma, matar a los infelices humanos que se ponen por
delante, solamente el cine ha sido capaz de hacerles realidad. Los zombis, los fantasmas y el resto de
los engendros, poseen un aspecto tan desquiciado como su
comportamiento, siendo casi imposible encontrar entre ellos a alguien
tan seductor como, por ejemplo, Drácula, el icono del cine de
terror. Y aunque dicen que sobre gustos (y disgustos) no hay nada
escrito, resulta difícil encontrar a un bello ejemplar en ese muerto
viviente que avanza hacia nosotros con los ojos fuera de sus órbitas pidiendo morder un cerebro fresco; o en Freddy Krueger, el más gamberro de
todos, quien cuando entra en nuestros sueños disfruta resbalan-do por
las paredes su afilada garra. Afortunadamente los hay que llevan
caretas que ocultan su deformado rostro, aunque sabemos que lo que
esconden es aún más horrible que aquello que muestran. Como ejemplos de
ello tenemos a Jason y Michael Myers, dos monstruos que en su día
fueron humanos, y que solamente una anormal vida anterior les hizo tan
malvados e imaginativos en el incruento arte de matar. Decididamente maliciosos y con deseos de introducirse literal-mente en nuestras vidas y cuerpos, estos monstruos creados porla imaginación de escritores y guionistas de mente fértil suelen ser muy torpes, por lo que huir de ellos solamente es cuestión de
tener buenas piernas, salvo que antes nos las hayan cortado con un
oxidado machete. Por ello, y por si acaso los encontramos un día en
cualquier esquina, vamos a repasar ahora aquellos que ya figuran en
todas las buenas galerías del terror, esencialmente las que se pueden
ver cuando estamos cómodamente sentados y protegidos en la sala de un cine. |
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario